Valdemuriel

Descripción

Es sepulcro de tamaño medio, con una cámara alargada de 2 metros de anchura que se sitúa en el centro de un túmulo de 16 metros de diámetro. Mucho más modesto, en todo caso, que los grandes sepulcros de corredor de nuestro Territorio Megalítico, sea La Cabaña, El Moreco o Las Arnillas. Pero destaca también por ciertas peculiaridades: En vez de ser circular o de tendencia circular, la cámara de Valdemuriel es hexagonal alargada y está construida con grandes losas, pero no hincadas verticalmente. En esto se diferencia del resto de los dólmenes, pero también en el detalle de que, en el corredor, corto e irregular, las lajas sí se disponen, bien que chapuceramente, enhiestas. Por último, el corredor, en vez de orientarse hacia el sureste y por tanto hacia el amanecer en el solsticio de invierno como es habitual en nuestros dólmenes, enfila resueltamente hacia el este. Además de todo esto, el yacimiento cuenta con una datación radiocarbónica bastante antigua (4800-4300 a.C.) obtenida de un carbón bajo los bloques calizos que de forma masiva conformaban el túmulo y que podría estar fechando un momento anterior a su construcción. Todo ello sirve para interpretar Valdemuriel no como un sepulcro de corredor clásico sino, por el contrario, experimental o arcaico, uno de los primeros prototipos loriegos del sepulcro de corredor que hoy tan bien conocemos. En cuanto a su contenido hay que decir que la excavación arqueológica permitió recuperar huesos humanos y los materiales neolíticos habituales como láminas, microlitos y adornos, pero que también ofreció elementos particulares como un conjunto de vasos cerámicos y un pequeño fragmento de ídolo espátula tipo San Martín El Miradero.