El Moreco

Tipo

Sepulcro de corredor

Coordenadas UTM (ETRS89)

443.273; y = 4.733.704

Coordenadas geográficas (WGS)

Latitud 42.753762; Longitud -3.693203

Coordenadas Google Maps

42.753762,-3.693203

Acceso

Se accede desde la carretera local Sedano-Pesadas (BU-V-5032), una vez superadas las cuestas de Gredilla. En el punto kilométrico 7,7 de dicha carretera, ya en el altiplano, se cogerá, a la izquierda un camino asfaltado que conduce a Huidobro. Recorrido por él casi un kilómetro se llega al dolmen, localizado en el borde mismo del camino.

Entorno

Se ubica en una leve depresión o nava alta de fondo amplio que limita al norte con las paredes de la “Hoya de Huidobro” y al sur y con la paramera de Los Llanos.

Descripción

El dolmen de El Moreco o Fuenteblanquilla (manantial próximo al sitio) es el sepulcro de corredor de mayor entidad dentro del conjunto de los dólmenes de La Lora burgalesa. El yacimiento ha sido objeto de un expolio constante a lo largo de la época histórica, por lo que, en el momento de su excavación, la parte central del dolmen se encontraba considerablemente destruida. El túmulo presenta un diámetro de 27 m, elevándose poco más de dos metros de altura sobre el terreno. En la cámara funeraria, de 4 m de diámetro, se pueden apreciar decoraciones en algunos de los ortostatos tales como hoyitos o “cazoletas”. Pero sin duda lo más destacable es que conserva la única pintura documentada en los dólmenes loriegos la cual se ubica en el ortostato central de la cámara. Se trata de una representación esquemática de al menos un individuo con los brazos y las piernas extendidos, aunque otras figuras antropomorfas podrían también formar parte de la escena. Por último, la estructura megalítica conserva un corredor de unos 10,5 m de largo, que se estrecha y empequeñece a medida que se aleja de la cámara. A diferencia de lo que ocurre en otros dólmenes, apenas se encontraron algunos restos de osario en la cámara, y no en el corredor, ya que éste se rellenó con bloques calizos intencionalmente, quizás con el propósito de clausurar o inutilizar la tumba. En cuanto a los elementos que forman el ajuar destacaremos los microlitos geométricos, hojas de sílex y puntas de flecha, siendo estas últimas más propias de la última fase megalítica a la que se corresponderían los grandes sepulcros de corredor en torno al 3000 a C. Sin embargo, las dataciones realizadas sobre huesos de los individuos enterrados revelan que la tumba también se utilizó en la primera mitad de IV milenio. Por tanto, gracias al radiocarbono sabemos que dolmen del Moreco albergó muchas generaciones de individuos en una larga trayectoria funeraria, que se reanudó incluso 1000 años después en el Calcolítico Final. Pero desgraciadamente, debido a los grandes destrozos que ha sufrido el dolmen, los enterramientos conservados se limitan a media docena de individuos de ambos sexos y diferente edad, ya que los hay maduros, juveniles e infantiles. Pero con toda seguridad un sepulcro de tales dimensiones hubo de albergar muchos más enterramientos de los acreditados en lo poco que quedaba de osario. Pese a la pobre colección de huesos conservada, en algunos se han identificado huellas patológicas de cierto interés, como puedan una serie de lesiones costales asociadas a probables procesos infecciosos pulmonares. También es llamativa la aparición de fragmentos de cráneo humano expuestos al fuego después del proceso de esqueletización del cadáver; un fenómeno que podría guardar relación con los rituales funerarios.

Bibliografía

Delibes et alii. (1993): Dólmenes de La Lora. Burgos. Junta de Castilla y León.

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