Sargentes de la Lora es una localidad y un municipio situado en la provincia de Burgos, en la comunidad autónoma de Castilla y León. Desde 2017, el municipio se encuentra incluido en el Geoparque Las Loras, el primer geoparque de la Unesco en Castilla y León.
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Túmulos en la comarca
Museo del Petróleo
El 6 de junio de 1964 brotó por primera vez el petróleo en Sargentes de la Lora. Los mayores recordarán aquellas noticias triunfales, el NODO, las visitas de las autoridades. Durante más de medio siglo, el campo petrolífero de Ayoluengo estuvo en explotación, y hoy todavía se pueden ver en el horizonte las máquinas extractoras, los caballitos o balancines que trabajaban infatigablemente, día y noche, al ritmo pausado de sus motores. El Ayuntamiento ha decidido conservar y difundir la historia de esta industria en un magnífico museo que se encuentra frente al bar de Sargentes. Gracias a las visitas guiadas se puede comprender lo que significó el único campo petrolífero que ha existido en España y el papel que cumplen los hidrocarburos actualmente.
La Guerra Civil
La Guerra Civil Española, el conflicto que parece no tener fin, tuvo uno de sus escenarios en las proximidades de Sargentes de la Lora. Aún se conservan las trincheras, las casamatas, los nidos de ametralladoras y los lugares desde los que se vigilaban los contendientes, a escasos metros de distancia unos de otros, compartiendo el agua de la misma fuente en treguas no declaradas. En el terreno inhóspito del páramo se estabilizó el frente durante todo el invierno de 1936 a 1937. Sobrevivir ya fue un milagro. Hoy se visitan aquellos lugares con la perspectiva de la historia y el deseo de que nunca vuelva a ocurrir una guerra entre hermanos.
Alto Rudrón
Uno de los ecosistemas mejor conservados de la comarca es el curso alto del río Rudrón. Desde que el naciente curso fluvial se despeña en Hoyos del Tozo, el arroyo joven se convierte en un bravo caudal que en invierno mueve las gravas, derriba los árboles y crea nuevos meandros entre las paredes calcáreas de los altos precipicios. En verano se remansa la corriente y permite el recorrido por un bosque de ribera lleno de truchas, de senderos, de molinos, de historias y de patrimonio etnográfico. Moradillo del Castillo y Santa Coloma del Rudrón custodian la entrada en el valle, ven cambiar el paisaje con la nieve del invierno, el verde del cereal en primavera, el agostamiento del verano o los colores rojizos, pardos y amarillos de un otoño brillante.
